¿Sabías qué, aunque muchos atribuyen el concepto “gestión de negocios” al campo jurídico, la gestión de negocios se trata de una metodología que tiene por objetivo optimizar el desempeño de la organización en lo que a eficiencia y eficacia se refiere? La gestión, en términos básicos, consiste en hacerse cargo para ejecutar las tareas competentes. Esto implica, además, la disposición de recursos y estructuras elementales.
Entrando en detalle; cuando se habla de términos legales, la gestión de negocios, consiste en el acto de administración de interés que realiza una persona a favor de un tercero sin previa solicitud. En este caso, ese tercero está representado por el administrador o dueño del negocio. Cuando una persona por voluntad propia gestiona el negocio del tercero, está obligado a continuar y concluir la gestión hasta que el dueño pueda hacerse cargo personalmente del mismo. La gestión de negocios debe llevarse a cabo fundamentada en dos principios elementales, como son el de solidaridad humana, que permite la colaboración jurídica entre las dos partes aun cuando no hay autorización por una de ellas, y el principio de no intervención en el negocio.
La gestión de negocios se apoya en los equipos de trabajo para la consecución de los objetivos y alcanzar los mejores resultados. Se lleva cabo por un directivo que debe cumplir con determinadas funciones, como son las siguientes:
- Planificación: Quien gestiona un negocio debe tener una visión general del mismo y su entorno, a través de la toma de decisiones en base a objetivos específicos previamente establecidos.
- Organización: Sacar el máximo provecho del talento humano y los recursos disponibles en la empresa para lograr los resultados que espera.
- Motivación: El entusiasmo es vital para mantener motivados a los empleados y contribuir al trabajo en equipo.
- Dirección: Cuando la comunicación entre la directiva y el personal es asertiva, el ambiente laboral es propicio para la consecución de los objetivos en lo que a eficiencia y rentabilidad se refiere.
- Control: Es importante que el progreso del personal sea medido y evaluado en pro de lograr los objetivos planteados.
- Representación: El directivo representa a la empresa ante las competencias y otras instituciones como proveedores, entidades bancarias y gubernamentales.
Es cierto que, a primera instancia nadie está cualificado al 100% para dirigir un negocio o hacerse cargo de tareas vinculadas con las relaciones interpersonales, motivación, persuasión, entre otras. Por ello, es importante tomar en cuenta que, para ser un empresario exitoso, se debe cumplir con un perfil como el que describiremos a continuación:
- El empresario trabaja activamente, su vocación por los negocios es ilimitada.
- No le tiene miedo a los cambios que puedan suscitarse a su alrededor. Siempre está dispuesto a actualizarse para el beneficio de su empresa y sus empleados.
- Se mantiene en constante aprendizaje, dispuesto a obtener nuevos conocimientos y aptitudes que fomenten su profesión e impulsen el crecimiento de la empresa.
- Concibe ideas prácticas para el máximo desempeño de la empresa, ideas que aumentan la productividad de la misma.
- Sabe delegar tareas y responsabilidades a quienes puedan desempeñarlas de la mejor manera.
- Es capaz de relacionarse con personalidades completamente distintas a la suya y adaptarse a ellas para una mejor optimización del flujo de trabajo.
- Planifica su tiempo y combina sus recursos en diferentes áreas para alcanzar los resultados previstos.
Ahora bien, la clave del crecimiento para cualquier empresa es la gestión eficaz de la misma. Sin embargo, pese a que esta es de suma importancia, no todos saben realizarla, pues las personas se enfocan únicamente en las ventas y descuidan el proceso de administración de su negocio, lo que se considera uno de los problemas más comunes. Siendo este vital, ya que de él depende la planificación y prevención de riesgos a corto, mediano y largo plazo, como pudiera ser la carencia de inventario, incremento de costos en la materia prima, entre otros. Esto se debe, generalmente, a la inexperiencia o ignorancia sobre el manejo adecuado de los recursos dentro de la gestión.
Independientemente del tamaño del negocio, es primordial mantener un registro de la información para administrarlo, y esto no se trata solo de las ventas, hacer inventarios cuando hay tiempo, y sacar cuentas al final del día para determinar la utilidad. Por ello, te dejamos algunos consejos que pueden ser de ayuda para que administres tu negocio:
- Controla el inventario: Los negocios dedicados a la venta de productos deben llevar, obligatoriamente, un control de la mercancía disponible, tanto la que está en exhibición como la contenida en el almacén. Si no existe un buen control en el inventario, esto puede generar pérdidas y desabastecimiento que impediría cumplir con las demandas de los clientes.
- Chequea los costos: Debes considerar los costos fijos (servicios de agua, electricidad, teléfono, internet, salarios, renta del local de tu negocio, entre otros) teniendo presente que estos costos no dependen de las ventas. Aunado a esto, debes tener en cuenta los costos variables (materia prima e insumos), los directos (el precio que pagas al proveedor por dicho producto) y los indirectos (gasolina, transporte, mantenimiento de las maquinarias o equipos de trabajo y los prestadores de servicio).
- Modera el uso de efectivo: El control del efectivo circulante es importante, pues este es el que utilizas para llevar a cabo las diferentes operaciones financieras con los clientes. Un estricto control de la caja hará que todo esté en orden a final del día.
- Controla las deudas: Es necesario conocer las deudas a corto, mediano y largo plazo que debes pagar y entre ellas, debes considerar los pagos de sueldos y salarios, pago de alquiler, pago de servicios básicos, pago a los proveedores, créditos bancarios, entre otros.
- Controla la gestión de ventas: Es importante registrar cada producto vendido a diario, de modo que, al final del mes, se evalúen cuales fueron los más vendidos y determinar así la demanda, lo que permitirá a su vez, relacionar las ventas, costos y utilidades.
A modo de conclusión, llevar a cabo una buena gestión del negocio trae consigo diversos beneficios a la empresa como son una administración integral y efectiva, comunicación organizacional interna optimizada, acciones y procesos automatizados, un mejor análisis de la información, mayor compromiso por parte de los empleados; todo esto contribuye a tomar las mejores decisiones y alcanzar los objetivos corporativos trazados.
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